Lorena Erika Vazquez Mellado Moreno
Making is connecting / David Gauntlett
Crear, inspirar, conectar en un contexto cambiante. Desde mi visión del universo, la energía creativa es inmutable y esencial, por eso es auténtica; pura. Se alimenta de grandes cúmulos de pasión y admiración. Es vibrante, inquietante, curiosa, siempre cuestiona; genera en los sentidos un mariposeo que revolotea sin cesar. Mundos imaginarios van y vienen, mimetizándose con lo concreto, con los cambios constantes, incluso con el futuro. El poder de la creatividad permite visualizar toneladas de posibilidades para hacer posible lo deseable, pero sobre todo empodera al ser humano.
En ese sentido el preámbulo y primer capítulo de Making is Connecting del sociólogo británico David Gauntlett es inspirador. Un texto de gran contraste que ayuda a visualizar una realidad con respecto al uso de la creatividad en diversos ámbitos, desde lo humano hasta lo digital y viceversa, así como sus aportaciones a la humanidad. Los pros y los contras desde una perspectiva crítica en la que el ánimo por aportar siempre está presente; pero también, enfatiza en el hacer conciencia de un entorno que impacta de manera determinante la vida actual.
En términos generales, Gauntlett nos plantea un antes y un después de una estructura donde las personas e instituciones tienen la libertad de compartir cualquier tipo de actividad ya sea personal o profesional, donde “el todo es mayor a la suma de sus partes”. Donde la creatividad está relacionada con el quehacer del día a día; donde ésta, ya no es sólo para algunos cuantos que han sido etiquetados como genios, donde la cultura de adquisición y generación de conocimiento, propicia cambios contundentes en la forma en que se desarrollan los fenómenos culturales. Desde la educación, la producción artística, los pasatiempos, el consumo de medios, el gobierno y la política, los movimientos sociales, la adquisición de bienes y servicios, hasta formular nuevas formas de interacción y su consenso; el entorno digital da un nuevo significado a uno de los rasgos intelectuales más característicos del ser humano; la creatividad.
Es interesante la manera en que Gauntlett va ampliando el espectro desde la creatividad hasta el momento de hacerla tangible. Por principio, presenta varias posibilidades a través de la definición y estudio de otros autores para después hacer un vínculo con las diversas formas y medios de expresión principalmente en el entorno digital y la tecnología. El primero que llamó mi atención -básicamente porque es el más común-, se expresa en la cita de Charles Lumsden, uno de los primeros defensores de la sociobiología: “La creatividad como un tipo de capacidad para pensar en algo nuevo que las personas consideran significativo”.1 Si bien es cierto que esta declaración constituye algo completamente asociativo y referencial, descarta al proceso como parte fundamental de cualquier resultado.
Un enfoque mucho más integral es presentado a partir de la cita que Gauntlett hace de los estudios del sociólogo Mihaly Csikszentmihalyi, mismos que apuntan hacia el entorno en el que el ser humano se desenvuelve, su experiencia dentro de éste, pero sobre todo la interacción con otros individuos. De ahí, aquellas cuestiones que han hecho una diferencia en la cultura, ciencia y sociedad, es decir “mediante la cual se ha transformado un dominio simbólico en la cultura”. 2 De lo anterior se entiende la brecha entre el hacer algo preestablecido a crear algo. En el primer caso -años 60´s, 70´s y 80´s-, el resultado estaba prácticamente previsto, porque el proceso siempre era el mismo, mientras que en el segundo -más característico de la actualidad-, el proceso tiene infinitas posibilidades a través del cuestionamiento, experimentación, investigación y la forma de compartir la experiencia. De tal forma, la interacción entre el objeto y el sujeto se convierte en una posibilidad a la “n” posibilidades, quedando la función de lo establecido alienada de su forma, más no de su esencia. Y así, específicamente en el ámbito de los nuevos medios y las tecnologías digitales, existe una variación significativa y constante en la creación de herramientas que permiten al ser humano interactuar en todos los sentidos. Las plataformas sociales como Youtube, Instagram, Facebook, Twitter, etc, han habilitado recursos para que el compartir información y colaborar con otros sea, real, simple, emocionante y “extraordinario” -afirma Gauntlett-. La premisa ante tal afirmación podría parecer verdaderamente romántica, sin embargo, al integrar conceptos también toma en cuenta las amenazas que esto representa. La información personal y la propiedad intelectual como algo de alta fragilidad; las violaciones a los derechos de privacidad y acceso a información, la utilización autoritaria de sistemas por parte de los gobiernos, el manejo inadecuado de
los datos de millones de usuarios que navegan día a día los 365 días del año.
Por otro lado, Gauntlett cita las observaciones de Theodor Adorno y Max Horkheimer en donde el capitalismo moderno no triunfa por amenazar al ser humano, sino por darle valor para disfrutar aquellas cosas que generen un sentimiento de satisfacción o felicidad 3. Por otro lado la referencia en Freud; expone la noción de fetish en la que básicamente el ser humano se sobrepone de la ansiedad a través del apego a ciertos objetos4. Aunque esto me transporte a la primera mitad del siglo XX, también me sitúa en la actualidad dentro de un contexto en el que el reencuadre hace frente a toda aquella contaminación que distrae, divide y hace indiferentes a las personas.
Partiendo de lo anterior, defino los planteamientos de Gauntlett con la siguiente frase: “Acontecimientos pasados sucediéndole a nuevas personas”. Y es que lo que está sucediendo en el presente con el ser humano y el entorno digital sucedió en el siglo XV con la aparición de la imprenta. En cualquiera de los casos, existen dos caras de la moneda; y el mundo digital no es la excepción. Todo aquello que aporta, inspira, conecta, construye, aporta, informa, entretiene, genera conocimiento, movilidad social, etc; pero también, aquello que escupe el resentimiento contenido, el odio de generaciones llenas de conflicto, delincuencia, destrucción, abuso, entre otras cuestiones. Ambas inspiran, pero como todo en esta vida, existe el blanco y el negro, el sol y la luna, el amanecer y el anochecer.
Desde esa reflexión, relato una historia que sirve para ilustrar mi entendimiento acerca de los planteamientos de Gauntlett, ésta se remonta a los viajes que de pequeña hacía por carretera con mi familia. Mi padre tenía un Dodge Dart verde botella modelo 90. Recuerdo que ese carro era su hit, lo tuvo por muchos años. En éste hacíamos viajes largos; Puebla-Tampico y viceversa. Disfrutaba cantando mientras recorríamos la ruta. Normalmente sintonizaba la frecuencia modulada, pero cuando era el momento de entrar en las montañas, la transmisión de FM era nula, por lo que hacía el cambio a la amplitud modulada. Recuerdo bien que cada vez que eso sucedía yo le pedía apagar la radio porque
había música muy “fea” -en ese entonces yo no era fan de la cumbia-. Muchos, muchos años después, en una clase de la universidad cuando cursaba licenciatura, el maestro de Producción Radiofónica nos explicó la diferencia entre las ondas AM, FM y la maravillosa onda corta. Me fue imposible no recordar la radio del auto de mi padre haciendo ruidos “extraños”, es decir; interferencia. Ahí comprendí por qué las ondas radiofónicas FM se cortaban cuando entrabamos en la montaña; éstas al impactar algún cuerpo de gran magnitud o sólido -como una montaña- interrumpían la onda, mientras que las AM rebotaban. Y no se diga de la onda corta, que rebotaba en distintas alturas de la ionosfera, dando como resultado un alcance mundial.
El anterior relato pareciera un arrebato de nostalgia, pero en realidad ayuda a expresar una idea con respecto al ser humano; la creatividad y su relación con el mundo digital. La conclusión es la siguiente; la circulación de todo tipo de contenido con gran capacidad de rebote, una especie de espejo frente a otro, distribuido en una telaraña que abraza al mundo. Ahora, sería conveniente imaginar el comportamiento del ser humano como uno de esos espejos, y así, esta analogía hace evidente un mundo sin fin, que en cualquiera de sus dimensiones nos impide estar desconectados. Gauntlett de manera excepcional resalta el valor emocional de la conexión entre personas en el que se incluye un sinnúmero de acciones de forma periódica. Dentro de este patrón, la creatividad permite construir significados relevantes en nuestras vidas a través de la experiencia.
1 Charles J. Lumsden, ‘Evolving Creative Minds: Stories and Mechanisms’, in Robert J. Sternberg, ed., Handbook of Creativity (Cambridge: Cambridge University Press, 1999), p. 153.
2 Mihaly Csikszentmihalyi, Creativity: Flow and the Psychology of Discovery and Invention (New York: Harper Perennial, 1997), p. 8.
3 Max Horkheimer & Theodor W. Adorno, Dialectic of Enlightenment (London: Verso, 1979).
4 Sigmund Freud, ‘A Case of Hysteria’, ‘Three Essays on Sexuality’ and Other Works (London: Vintage, 2001).